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Nace Ene., la nueva marca del Museo Nacional de la Energía

El Museo Nacional de la Energía, situado en El Bierzo, ha presentando una nueva marca y logotipo para el proyecto, obra de Pablo Martín, de la agencia Gráfica Design. Y es que la entidad ha transformado su nombre y a partir de ahora es conocida como «Ene.».

Según la propia institución, «Ene.» ubicará sus exposiciones en tres instalaciones principales: dos antiguas centrales eléctricas y un jardín botánico que recreará las plantas del Carbonífero. Además, irá incorporando distintas infraestructuras, edificios y centros de interpretación relacionados con la energía.

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La problemática del carbón autóctono

Recientemente, el periódico Diagonal publicó un artículo de opinión mío sobre la minería, tanto en su edición en papel como en su versión online.

Aquí os lo dejo, «La problemática del carbón autóctono»,  por si os resultase de interés, debido a la temática:

La minería del carbón en España está pasando por una de sus horas más bajas. Aunque con sus protestas –marchas mineras, encierros, huelgas de hambre, manifestaciones, etc.- los mineros consiguieron hace unos días que la Unión Europea ratificase el “Real Decreto del Carbón” elaborado por el Gobierno, que obliga a ciertas centrales térmicas a que su consumo de carbón nacional sea del 15% hasta el año 2014, aún no está todo arreglado. Ciertamente, todavía queda mucho por hacer. Y es que esta nueva normativa sólo prorroga un texto similar al que ya se había aprobado en 1997 y que dejó de estar en vigor hace unos cuantos meses.

Pero el problema no es nuevo, viene de largo, pues la historia no deja de repetirse desde hace 20 años. Cabe rememorar que España, en el seno de la Unión Europea, vio por aquel entonces como sus explotaciones mineras dejaban de ser rentables. La realidad es que a las empresas propietarias de centrales térmicas les resulta más barato transportar el carbón desde Polonia, Rusia, Sudáfrica o China que consumir el autóctono. Por ello, tanto España como la UE apostaron en su momento por realizar una reconversión industrial en las cuencas mineras españolas, que fue un fracaso, mientras mantenían ciertas explotaciones abiertas para poseer una reserva estratégica de mineral.

En el caso concreto de las comarcas leonesas de Laciana y El Bierzo –que podría ser extensible a otras muchas- la reconversión minera nunca fue tal, pues no se llegó a producir una verdadera reindustrialización. La mayor parte de los fondos destinados a ello fueron a parar a zonas en las que nunca existió una bocamina. Además, las diversas administraciones aprovecharon el poco dinero que quedaba para utilizarlo en obras que ellas mismas deberían de haber financiado con los impuestos de estos ciudadanos, tal y como se hace en el resto de las regiones, pues son tan contribuyentes como el resto. Para disimular, éstas dieron las máximas facilidades a cuatro o cinco compañías “alternativas” para que se instalasen allí, a las que cuando les fue un poco mal el asunto optaron por hacer ERES, despedir a empleados o levantar todo o parte del chiringuito para llevárselo a cualquier otro lado donde producir más barato. Se les regaló suelo y dinero, pero las administraciones no se dotaron de los mecanismos necesarios para evitar que se produjese la cruda situación que actualmente viven sus habitantes.

Y es que con la llegada de la famosa crisis, que ha pegado mucho más fuerte en estas regiones mineras, la situación se ha recrudecido debido a diversos factores. Uno de ellos es que las centrales térmicas no queman el carbón autóctono. Prefieren apilarlo en sus parques de almacenamiento de carbones y cuando estos se llenan, no compran más. Problemática que intentó resolver el Gobierno con la creación, en julio de 2009, de un almacenamiento estratégico temporal de carbón autóctono, gestionado por Hullera del Norte S.A. (Hunosa), sociedad de propiedad estatal ubicada en Asturias-. El Real Decreto que les obligaba a consumirlo ya no estaba en vigor y hubo que redactar otro. El Gobierno lo hizo en febrero de este año y lo publicó en el BOE, pero la UE le recomendó modificar ciertos puntos que podían chocar con las leyes de la competencia. Así lo hizo, pero pasaron varios meses hasta que la Unión le dio luz verde, motivada por la presión de las movilizaciones de estos trabajadores, pues de no haber existido éstas probablemente seguiría en un cajón.

Además, algunos empresarios mineros optaron por la vía rápida de no pagar a sus empleados. Desde hace muchos años es la primera medida que suelen tomar. Los obreros no cobran y estos se ven obligados a manifestarse, tanto por su sueldo como por su futuro. Tristemente, no les queda otra salida que no sea la de reclamar lo que es suyo, mientras indirectamente le hacen el trabajo sucio a los que luego recogen los frutos sin mover un dedo. Los empresarios se quejan de falta de liquidez y aseguran no poder hacer frente a las nóminas de los trabajadores hasta que las térmicas les compren carbón y reciban subvenciones, a pesar de que se les adelantó hace meses el dinero correspondiente a todo el año 2010. Aún así, lo consideran insuficiente. Debido a esto, los mineros de León, Palencia y determinadas zonas de Asturias acumularon hasta hace bien poco 2 meses de impagos. Una vez más los propietarios de las explotaciones utilizaron a sus empleados como escudo para presionar. Hay cosas que no cambian y siempre acaban pagando los platos rotos los de siempre.

Asimismo, en el caso concreto de las cuencas de León y Palencia, la titularidad de las minas está concentrada en manos de muy pocos empresarios. Alguno de ellos ha aprovechado el dinero de las subvenciones por explotación de carbón para crear otras compañías en las que diversificar los sectores en los que tienen invertido su patrimonio, en lugar de utilizarlo en las organizaciones mineras, que es la razón para la que realmente se da. Con tantas subvenciones públicas recibidas, las minas pertenecen más a las instituciones que a los propios dueños. No vendría mal, que, como en el caso de Hunosa, fuese el Estado el que gestionase las explotaciones. Parece razonable, pues, pensar en la intervención de las mismas y la nacionalización del sector minero del carbón.

Fuente Imagen: Diario Diagonal / Fuente Imagen: Diagonal.  Christian_Gonzalez_Garcia

Fuente Imagen: Diario Diagonal / Christian Gonzalez Garcia

La mejor campaña de publicidad para El Bierzo

Hoy vuelvo a hablar del Bierzo, y aviso de que será extensamente. Lo hago porque el tema a tratar es de vital importancia y, por lo tanto, la ocasión lo merece. Y es que los bercianos podríamos estar jugándonos el futuro de nuestra región, sin saberlo o, aún conociéndolo, sin prestarle demasiada atención. Nuestros dirigentes deberían de implicarse más y llegar a importantes consensos en todo tipo de materias, en lugar de andar todo el día a la gresca. También sería capital desarrollar una revulsiva campaña de publicidad. Meses atrás se lanzó «La Esencia del Noroeste» (ver noticia), un magnífico trabajo creado por el estudio ponferradino Salvi Design. Pero no me refiero a esto.  

El martes pasado asistí a unas jornadas sobre estrategias de comunicación. Pablo Alzugaray, presidente de Shackleton -una de las agencias de publicidad más importantes y premiadas de España, creadora de campañas de gran repercusión, como: «El Pueblo en el que nunca pasa nada», «iJam», «Depósito Lopetegui», «Forma parte de la historia», «Ellos también pueden», etc.- hacía alusión a la que para él es sin duda la pieza más relevante parida por esta industria. Concretamente, hace varios años el Ayuntamiento de Bilbao encargó una promoción turística de la ciudad. La empresa encargada de su comunicación comercial le recomendó que el mejor proyecto posible sería convencer a la Fundación Guggenheim  para que crease allí un museo. Una vez construido, el siguiente paso fue ya comunicarlo, así como realizar las acciones de marketing pertinentes para atraer visitantes.

Estoy totalmente de acuerdo con este planteamiento. Considero que esto es lo que deberíamos de hacer en el Bierzo. Puede que el futuro producto objeto de deseo ya lo tengamos y no sea necesario inducir a ninguna institución para que lo lleve a cabo, porque ya está proyectado. No hace falta persuadir a nadie, salvo, quizá, a nosotros mismos. Hablo del Museo Nacional de la Energía que el Gobierno planea realizar en Ponferrada -con subsedes en otros puntos del Bierzo y Laciana-, a través de la Fundación Ciudad de la Energía (Ciuden). La inversión para desarrollarlo será aproximadamente de entre 69 y 75 millones de euros, según datos de la propia Ciuden -cabe resaltar que en el Museo Guggenheim de Bilbao y su entorno se gastaron unos 90 millones de euros-. Cifra a la que hay que sumar el patrimonio inicial de la Fundación, que asciende a 80 millones, con el que la entidad se financiará durante sus tres primeros años de vida. Además, la organización prevé que el Museo, que de convertirse en realidad se inauguraría a finales de 2011, acogerá inicialmente a 250.000 visitantes al año, dato que podrá ir en aumento una vez que el centro se vaya consolidando.

En mi opinión la PROPUESTA de la Fundación Ciudad de la Energía es muy interesante y podría suponer el impulso definitivo que necesita nuestra comarca. Además, serviría como gran complemento del resto de atractivos turísticos y gastronómicos de los que ya disponemos.

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